martes, septiembre 26, 2006


PAOLO
Te conocí en la Clínica Veterinaria San Cristóbal en agosto del 97, vivias ahí desde que alguien te fué a dejar pero nunca a búscar, tenías 6 meses, la nariz mas perfectita que he visto y unos ojos grandes y transparentes que parecian abarcar el mundo entero.
Los primeros días mirabas el jardín desde la ventana, hasta que te acostumbraste a nosotros y a la casa y entonces te la abrimos ... nunca ví a un ser tan feliz, ese jardín fue tu paraíso para correr, para tomar sol para compartir con otros gatos que fueron llegando, tal vez de verte tan feliz en ese lugar.
Había una sombra en tanta felicidad, tenías la temida leucemia felina, por lo tanto te cuidamos todo lo que nos fué posible. Dormias en tu camita y tu propia pieza,que compartiste con gusto con Run-Run y Mopped, otros gatitos sin casa a los que acogiste como hermanos. Así viviste dando y recibiendo amor hasta que ayer no tuviste la fuerza para sobreponerte a la enfermedad y te despediste dejando un vacío que nada puede llenar porque el amor, como lo entendia Buda, es igual para todo ser viviente y por eso ahora mi corazón está triste, triste porque un compañero de vida y amor ya no me despertará en las mañanas ni se acostará a ronronear en mi cuello durante la teleserie de la tarde.
Descansa en el jardín mi gatito Paolo, Polito, hasta que nos volvamos a encontrar, mientras tanto viviras en mi corazón, con el amor de siempre.

Gracias a los que pusieron aquí su huella, Paula, Pacita, Sir Frank, Mary, Mayra, Paola, Anonymous ... la huella que aquí dejaron es para mi muy especial, ya que encontrar a serés que pueden conmoverse y valoran toda manifestación de vida es un gran regalo. Gracias por conmoverse con mi Paolo y por el consuelo que me han regalado.
Carmen y Paolo (desde su cielo)

viernes, septiembre 22, 2006



Esta foto se llama "La escritora".
La imagino frente a una hoja en blanco, luchando con sus fantásmas para lograr llegar a la palabra exácta que necesita la creación literaria, cuando descendió sobre Pompeya la nube piroclástica que cubrió a la ciudad durante los 150 años que permaneció oculta. Su hoja quedó para siempre en blanco y nunca sabremos que verso o que prosa no fué escrita.
Era el año 79 de nuestra era, 19 siglos despues estoy frente a la pantalla de un computador dando nueva vida a una escritora que sólo puedo intuir y que de alguna manera forma parte de los fantásmas del imaginario como dice en la presentación de mi Catálogo. La lucha por llenar mi moderna hoja en blanco es la misma que debe haber tenido la escritora de Pompeya y que tiene toda persona que trata de hacer arte, ahora y siempre.